miércoles, 11 de junio de 2008

De cuentos, nubes y rayos verdes

Esta tarde la puesta de sol era de cuento. No quiero decir que fuese de mentira, no; quiero decir que parecía un cuento de hadas que se trazaba en el cielo mientras caía la oscuridad.
Los rayos de sol relucían trazando amarillentos senderos de luz entre la nubes algodonosas que venían desde el océano. Las nubes volaban sobre el horizonte, pareciendo un caballo alado las unas, aparentando un ogro gris las otras, algunas deshilachándose como la lana que tejiera un hada al otro lado de la montaña de Arucas, otras creando un ciclón de nombre legendario mientras el sol las teñía de blanco cerca de un horizonte cada vez más oscuro.
Mientras paseaba mi lumbago en buena compañía, se me fue la mente a los cuentos de mi madre, las nubes impulsadas por el alisio y la cabeza por las ideas que no paran de bullir.
Últimamente veo todas las puestas de sol que puedo. No sé si es una querencia, una predisposición, un atavismo, una predilección o todas ellas juntas. Ver las puestas de sol me hace recordar, evoca leyendas, inspira cuentos y me obliga a escribir.
Un atardecer de cuento como el de hoy me recordó al rayo verde: El rayo verde es un raro fenómeno óptico que se puede contemplar en circunstancias apropiadas cuando el sol se oculta bajo el horizonte, sobre todo el horizonte marino. Cuando el sol se está ocultando –justo en el momento último a punto de desaparecer- los rayos amarillentos del sol se trasforman en verdes por un fenómeno de refracción óptica.
El rayo verde –más bien una franja verde sobre el horizonte- permanece unos breves segundos visibles al ojo del observador hasta que el sol desaparece totalmente de la vista.
Julio Verne le puso ese título, el Rayo Verde, a una de sus novelas, aparecida en el año 1882. En ellas narra la búsqueda de ese raro fenómeno óptico, jugando así mismo con la leyenda que dice que dos personas que sean testigos juntos del rayo verde estarán juntas y enamoradas para siempre.
El también francés Eric Rohmer , rodó una película con ese título: el Rayo Verde en 1986, y las escenas donde se ve el mítico rayo fueron rodadas en la Playa de las Canteras.
En la misma playa mi madre fue testigo de uno de esos raros rayos verdes. Ella me había llevado a la playa cuando yo tenía cuatro o cinco años. Yo andaba correteando por la orilla del agua y ella me observaba en las últimas horas del atardecer desde la arena. Dice que se fijó en el disco solar mientras se hundía en el mar. Por unos instantes el color dorado del sol se viró a un verde único, el del rayo verde.
Yo no lo recuerdo, pero el rayo verde seguramente también me alumbró a mí ese atardecer.
Mañana saldré de nuevo a buscarlo en la mejor de las compañías.

P.D. Por si alguien quiere verlo, dense un paseo por el siguiente enlace:

http://foro.meteored.com/index.php/topic,14419.0.html

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